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Monday, January 03, 2011

Querido diario:

Cuando dicen que la reencarnación consiste en vivir vida tras vida componiendo y perfeccionando aquellos atributos que nos permiten comprender y amar mejor al universo, me doy cuenta que no es necesario viajar al subconsciente para admitir aquello en lo que me equivoco y en lo que atino. Más bien me corresponde suturar en el presente las heridas más cercanas, pues las huellas de antaño han servido para darme esperanza. Por muy duras he sabido comprender los dolores de mis padres y antepasados, quienes prodigaron reprimendas y desamor a tontas y a locas, sin pensar en las consecuencias.

Por mi parte, he sabido ser joven y llenar de esperanza los vasos vacíos de las amigas de juventud y de infancia, aun cuando este cáliz desabrido de la sociedad masculinizada, nos tentara a arrebatar besos e interrumpir con violencia los esquemas y los roles. Nada nos perturbaba en aquella época, y los elixires del placer se ofrecían al mismo tiempo que la aventura y el desengaño. Nada quedo de entonces, sino el sentimiento. Este año 2010 las volví a ver a todas ellas, y por lo menos de mi parte, creo también de la mayoría de ellas, sólo queda el sentimiento, la gratitud, el cariño. No hay tiempo para reproches, no hay tiempo para recriminarnos nada.

En el año recién terminado se esfumó una época de desventura y se aproximó a mí la madurez; rígida y soberbia, robándole cosquillas al viento que antes me hacía sonreír, la sobriedad me cayó en la cara, no pude sino respirar con preocupaciones el futuro y dejar atrás las culpas del pasado. Tuve que pasar por una prueba, probablemente la más difícil en mi vida de vidas, el desarraigo, de toda promesa y certeza sobre el pasado y lo venidero.

Aquí estoy sentada en un cuartito que pronto habré de dejar, sin dinero y sin empleo. Y qué feliz soy sin embargo. Ayer por la noche hube de recorrer nuevamente el sentimiento de estar muriendo. Todos caminamos hacia allá y postergamos tanto lo profundo como si no nos alcanzara la vida para llegar, o más bien, tomando lo mejor y desechando lo peor para el final. Algunos otros tomando la bonita tarea de hacer la cotidianidad feliz para uno y para los demás.

En fin, este año intenté nuevamente enfrentar mi futuro. Y desee ser filósofa, de entre todas las filósofas desconocidas, olvidadas, negadas o subestimadas. Tal como las madres del mundo a quienes se les debe la historia, la vida de los grandes héroes y guerreros, la cotidianidad más sufrida. Deseé ser filósofa y qué mundo más maravilloso se abrió ante mis ojos. Las grandes mentes trabajando en construir un sentido para lo “propiamente humano” que pueda tumbarnos con tanta razón, para al final desmoronarse y no perdernos de la inmutable capacidad de liberarnos, hasta de nuestras propias creaciones. De este sistema y sus instituciones ante las cuales nos vemos, todos los días neuróticos tratando de afirmar sentidos éticos sobre la vida buena o la buena vida.

Ya veremos con el tiempo quién se acerca más, por lo pronto comienzo un 2011 sin sentido más allá del tiempo ahora, y acepto con toda humildad que todo ha cambiado y al mismo tiempo seguimos estancados. Que no hay victorias que narrar aunque no estamos muertos. La codicia y la soberbia se apoderan de nuestros recursos y no nos quedaremos a llorar.

Muchas vidas se han perdido de jóvenes y hombres absorbidos por esa mente de ganancia para acumular, pero también de muchos luchadores y luchadoras, jóvenes inocentes, esclavas y esclavos del mundo “posmoderno”. Todas y todos nos seguimos revoloteando con nuestras mejores poses y ropas frente a espejos brillantes dentro de un hotel viejo, desvencijado y podrido.

Vamos acercándonos a la muerte y será entonces nuestra luz de conciencia sobre la naturaleza del universo, sensible, amoroso, creador y destructor, estupefactos de la grandeza que nos abraza a cada instante. Será el día para soltar por fin las angustias, las argucias y los antropocentrismos. Fuimos y hemos sido la historia, no queda más para los militares, intelectuales, políticos, capitalistas y machindrines, mujeres vanidosas y atormentadas que callar las posturas egomaniáticas por que hoy debe ser un nuevo año, donde la pobreza se resignifique como un sacrificio en pos de la justicia y el éxito con colectividad, si queremos seguir luchando por la libertad, oscurecida por el temor y la desesperanza objetivada en los monólogos y soliloquios del mundo de las apariencias.

Con fuerza y con valor que el destino nos alcanzó.

Gracias por toda la solidaridad, inmenso regalo.

Erandi.